La vejez es un período que las personas con Altas Capacidades recorren de una manera bien distinta en función de sus experiencias y sobre todo, de su actitud ante la vida.
Para ellas, al igual que para el resto, ésta puede ser una gran época en su vida, sobre todo si llegan a ella sabiendo quiénes son y qué es lo que quieren hacer con todo el tiempo libre que les queda por delante.
Por el contrario, si el aburrimiento, esa kryptonita contra la que han luchado toda su vida les gana la batalla, puede ser una verdadera pesadilla, porque una vejez en la que sientes las fuerzas abandonar tu cuerpo mientras tu mente se apaga, es una experiencia difícil de digerir pero de la que casi nadie habla.
Cabe preguntarse qué factor, a parte de la actitud de cada uno, es determinante para que la balanza se incline más hacia un lado que hacia otro. Y si bien puede que no exista uno solo, quizás éste pese más que los demás.
La no identificación.
Cuando se insiste en la importancia de una identificación temprana es también por una cuestión de tiempo, ya que si el período que pasa desde que uno nace hasta que se entera de sus capacidades es muy largo, el desarrollo no será el mismo.
Y si éste se mide en varias décadas, las decisiones vitales que uno haya tomado a lo largo de su vida podrán estar condicionadas por los problemas que tantos superdotados no identificados llevan en su mochila, lo que sumado a un deterioro cognitivo producto de la edad puede producir un daño irreversible.
Y aunque una mente joven no tiene por qué habitar en un cuerpo joven -de hecho ha habido grandes genios que exprimieron sus talentos hasta el final de sus días- una mente brillante que no encuentra cobijo en retos intelectuales que estén a su altura envejece mucho más rápido de lo normal, ya que se debilita por la falta de estímulos o peor aún, se rinde ante una vida carente de ellos.
La culpa, llegando una edad, es de todos. Si un niño en edad escolar no ha sido identificado bien podemos decir que es debido a un sistema obsoleto y falto de recursos, pero si casi con setenta años no te has enfrentado a tí mismo preguntándote quién eres y por qué eres como eres, quizás sea tu responsabilidad, pero también lo es de una sociedad que no plantea el desarrollo y la introspección personal como algo vital para nuestra salud.
Tomemos por caso ése anciano que durante toda su vida trabajó duro para sacar adelante a sus hijos, soportando condiciones laborales que hoy harían temblar hasta el más pintado de Recursos Humanos y que, en su escaso tiempo libre, aprendió por su cuenta a reparar lavadoras, máquinas de coser, el funcionamiento de una emisora de radio, lenguaje Morse y hasta alemán. Todo ello tan sólo porque le apetecía.
Hoy podría ser un superdotado feliz que exprime sus horas y sus días con la pasión de un chaval, o bien un viejo cascarrabias que anda por ahí con la mirada perdida. La diferencia tan sólo estriba en si cuando dejó de apagar el despertador para irse a trabajar desenchufó también la corriente de su curiosidad.
La curiosidad.
La curiosidad es uno de los grandes acicates que han permitido avanzar al ser humano. Es un remedio infalible para la soledad, la principal causa de depresión y aislamiento en las personas mayores.
Una persona activa intelectualmente dispone de los recursos suficientes para luchar contra este mal endémico, obteniendo, gracias a ella, los estímulos necesarios para mantener su mente y su cuerpo en forma.
Aunque es normal que tras la jubilación llegue un período de adaptación en el que muchas personas se sientan perdidas -algo así como una resaca tremenda en la que no te quieres mover del sofá pero sabes que lo que más te conviene es salir a pasear.
Pero si se cronifica, convierte al sujeto en una especie de autómata programable que pasa de no tener tiempo ni para respirar a hacer lo mínimo para subsistir. Hechos más que consumados en gran parte de la población de edad avanzada que, o bien siguen estresados yendo todo el día de médicos y ocupándose de los nietos, o se aburren como las ostras y no hacen otra cosa que a ver la televisión.
Y aún así a todos los que tenemos ya casi medio siglo se nos llena la boca con el «cuando me jubile y tenga tiempo haré y haré».
«Haré y haré».
Palabras que contienen el antídoto contra una vida llena de obligaciones y estrés, pero no faltas de peligro si se espera a no tener que trabajar para disfrutar de la vida.
Así que salvo que esperes a jubilarte para poder hacer seguido El Camino de Santiago, lo que te va a marcar las pautas para tener una vejez de calidad es tu día a día.
Al fin y al cabo es en base a lo que siembras, lo que al final recoges.
Hola
Hay granjas de todo tipo, y la de superdotados es una más. Su adiestramiento es superior y sofisticado como lo son sus premios. Al final les construyen cadenas de oro para servir al sistema a cualquier precio. Y el mejor momento es hacerlo desde la inoscencia de un niño con la capacidad de crear lo imposible, inclusive una aberración antinatural.
La inteligencia artificial es el resultado de esta granja de élite, y es un gran artilugio lógico en sintonía con los implantes racionales programados en todas las personas que los movilizan conformando márgenes, fronteras, murallas y laberintos infranqueables con la propia naturaleza. El patrón de afectación de esta élite se refleja en el desprecio de la mayoría de la población por su nivel(casta) intelectual siendo ésta una granja adiestrada que cumple con un propósito de servicio a la que se culpa por una condición impuesta por la fuerza. Es muy fácil para ellos reinar entre ignorantes.
Gracias a esa dualidad entre la persona y su propia naturaleza, muy bien formateada mediante la tergiveración de la palabra, se impone una lógica antinatural sobre los aspectos del espíritu, que son el logos, el juicio, el raciocinio y el humor, sintetizados en el sentido común. Esta desnaturalización en los aspectos espirituales provoca una enajenación que termina por definir alguno de ellos como un enemigo. Si es el ego la consecuencia es la locura o pérdida del juicio, si es la mente es la estupidez, si es el humor es la psicopatía y si la es la palabra es la esclavitud. Son cuatro percepciones para describir una misma anomalía general en el sentido común. La incidencia e intensidad en la población es variable y oculta bajo normas de conducta.
La razón primordial del ataque constante para vulnerar el núcleo familiar es para reproducir ésta desnaturalización espiritual mediante el miedo.
De esta manera condicionan la voluntad y creatividad para seguir patrones prestablecidos por una autoridad monolítica e invisible que ante una gran creatividad disparada desde estados alterados con la superstición, ingenuidad o fanatismo se transforman en una aberración sobrenatural. Por esta razón se relativizan los valores reduciéndo la condición humana a productos y números, dejando una zona de confort ficcional en donde se libere condicionalmente cualquier virtud reprimida. Una zona de confort asociada a una falsa libertad que se amplía en la medida que se asciende un escalafón. Esto tiene un resultado comercial en la entrega de libertad a cambio de una falsa seguridad otorgada por el sistema como intermediario con la verdad y esa naturaleza ignorada, temida o rechazada. En pos de mantener ese estado de las cosas, rompen piernas para vender muletas formando una cofradía mafiosa.
La tergiversación de la palabra es un producto heredado de la conversión del libro de la vida(naturaleza) en un libro de papel en el que se insufló la autoridad de la idea de Dios sobre nuestra palabra con la consecuencia de que al usarla se convirtiera en una palabra prestada sin poder, salvo el que otorgue la autoridad a quien merezca su mandado. Asi la ley natural se disolvió en normativas funcionales para proteger los privilegios de linajes de programadores mentales parasitando el orden natural de las cosas, conformando una red mafiosa que abarca las creencias religiosas, políticas, científicas, académicas, sanitarias, económicas, financieras, tribales y en definitiva culturales que al ser plasmadas en una historia que se puede manipular modificando, sesgando, tergiversando, eliminando, anexando información o simplemente usada sus verdades para movilizar los traumas históricos encarnados en la población. Son sectas de un sólo templo, el Estado, una gran religión obligada a todo el mundo.
Bajo esta red de poder, una ficción puede propiciar o interferir en la percepción de realidad, y es algo que sólo se constata en la realización, siendo el mal, el efecto distosionado y desarmónico al estrellarse contra la realidad.
En este sentido manipulan la atención para que se dirija sobre hechos aberrantes y brutales, o superficiales y ridículos, de esta manera ocultan su psicopatía normalizada con la legalidad y la técnica en donde matar está permitido y reglamentado bajo el monopolio de la violencia estatal que usan para «liberar» otros pueblos.
Desde el papel sagrado, pasando por el papel legal hasta llegar al bit, se escribió y se escribe una obra de teatro, guionada, producida y dirigida por programadores mentales maestros en el uso de la palabra, la imagen y el sonido. Obra en la que actúan extras, actores secundarios y estrellas. El traje, la máscara y la letra(protocolo), son los márgenes en los que se permiten los desatinos sin el castigo de la autoridad, como también trae consigo un reglamento de autocorrecciones. El efecto de la obra es la disminución de la percepción de las amenazas y peligros reales, como así también en la percepción de la belleza y bondad.
Un superdotado puede convertirse en un súper necio ilustrado que nunca le morderá la mano a su amo, pero sí a la de su propia gente de manera directa o indirecta, y ese fractal se repite en toda la pirámide de esclavos mentales.
Hay tres estados, uno inconsciente reactivo desconocido asociado a la confusión y el caos en donde se debe poner orden nombrando e identificando las cosas, sigue el reflexivo/inflexivo de discernimiento para entenderlas y comprenderlas con el objetivo de formar el saber de las cosas, y el activo de claridad en donde se aplica el saber para esclarecer y aprender, siendo el conocimiento resultante un sedimento de verdad. Existen tres palabras diferentes para describir lo mismo desde cada estado, por ejemplo, el ego, el juicio y la consciencia, de los que emergen subproductos como el conflicto, la tolerancia y el respeto, siendo el factor de afectación común la enajenación con la propia naturaleza mediante una palabra tergiversada o por un evento traumático. De éstos subproductos emergen otros identificados para resover la afectación mediante un matrimonio conceptual desde el juicio en donde se conjugan binarios lógicos como (culpa;perdón), (crimen;castigo) o (guerra;paz), en donde uno demarca la existencia inequívoca del otro. Este fenómeno representa el intermedio entre el estado de caos y el de discernimiento. Sin embargo en una enajenación o caída en la confusión una parte puede conjugar con el factor victimario y la otra con la de víctima, bipolaridad que forma una norma en el sistema, en donde la víctima puede transformarse en el victimario de su propia familia o de cualquiera a quien considere inferior de manera intermitente. De este fenómeno moldean las conductas sumisas o beligerantes para su estructura de poder.
Es con esto a lo que nos enfrentamos, la tecnocracia, un sistema conformado por mentes distorsionadas para regir en el caos provocado intencionalmente y ejercer naturalmente una funcion de orden tiránico y así sostener o ampliar su territorio y derechos de propiedad. Es decir, se intenta descender el estado desde la dictadura democrática al perder el discernimiento desde un juicio desnaturalizado por la inteligencia artificial que impone su impronta desconocida. Ni la tiranía que es la esclavitud absoluta, ni la dictadura que es la libertad condicional tienen en consideración al autogobierno de las personas.
El sistema(programadores) usa la palabra y su espectro simétrico y análogo de ondas electromagnéticas mediante imágenes, sonido, alimentos y fármacos, para alterar el cuerpo mientras propician un ambiente(escenario) alterado, coherentemente desagradable a esa disminución enérgetica para forzar y mantener la desnaturalización del sentido común conveniente para su gobierno. En este sentido el transhumanismo se complementa perfectamente con el control absoluto del territorio físico interno. Es así como el Estado funciona como una maquinaria autónoma programada para conservar el poder de un gobierno mental entre el mal mayor y el mal menor, incidiendo en la salud de la población en el momento en que traumatiza el núcleo familiar con las crisis, que terminan siendo crisis espirituales para vulnerar la voluntad y con ello direccionar el cuerpo físico. En definitiva, el Estado gobierna sobre lo vivo(realidad) desde lo muerto(ficción).
Es muy natural sentirse extraño en un ambiente distorsionado, es básicamente una señal muy clara.
Yo soy de esos que ya tienen más de cincuenta, y como resumen general, acerca de las altas capacidades, y desde mi humilde opinión, lo más inteligente es procurar que la vida no te engulla, así se sencillo… y cuando digo esto, me refiero a las cosas y también a las personas.
Eso me parece vivir con inteligencia la vida…por supuesto, yo no lo estoy consiguiendo…me sigo quedando atónito viendo el comportamiento general de las personas y lamentablemente, no consigo que no me afecte.
Lo seguiré intentando…