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Estreñimiento

 

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Llegan las vacaciones y nos inundan los anuncios para combatir el estreñimiento, y es que la relación con nuestro W.C. es muy personal. Hay quien no visita más que el de casa, y los hay a los que no les importa utilizar el primero que tengan a mano. Hay quien lo visita varias veces al día y otros por las justas acuden a él una o dos veces por semana.

 

 

La verdad es que me daba mucha cosa hablar de estreñimiento en mi blog. No nos engañemos, no creo que a mucha gente le apetezca leer nada sobre esto en un post. Pero yo misma he buscado cientos de veces información en Internet, y es un tema bastante recurrente en las conversaciones con los amigos de confianza. Y no hablemos de las madres primerizas, que nos podríamos pasar horas hablando de la caquita de nuestros bebes en sus diferentes formas, colores y texturas.

 

 

Además, mi hermana gemela -a la que adoro y hago caso sólo a veces- me ha dicho que escriba algo más ligero y con una pizquita de humor, y he pensado automáticamente en esto.

 

 

Estreñimiento… uhm… un tema ligero… … Sí, ya, me lo tengo que hacer mirar…

 

 

 

Según los entendidos hay tres clases de estreñimiento: agudo, crónico o idiopático. Vamos, que con el primero tu relación con el W.C. es buena pero estáis pasando una mala temporada, con el segundo la cosa va mal y necesitáis terapia de pareja y con el último mejor recurres a las oraciones porque no hay forma de saber cuál es vuestro problema.

 

 

La mayoría de las veces nos atiborramos de laxantes. No. No solucionan nada. En realidad es como el sexo cuando riñes con tu pareja, sirve para volver a conectar pero si no tratas el problema de fondo, a largo plazo éste volverá a surgir.

 

 

La mayoría de los laxantes lo único que hacen es acelerar el tránsito intestinal, bien incentivando el movimiento peristáltico de los intestinos, bien modificando la textura de nuestras heces, o bien facilitando el camino mediante lubricantes. Lo dicho, ninguna solución a largo plazo.

 

 

 

Y entonces, ¿tiene cura?

 

 

 

Pues claro que sí. Todos los médicos insisten: una vida sana, ejercicio físico y una buena hidratación. Todo ayuda. Aunque hay una forma de la que no se habla tanto y que es muy importante:

 

 

 

LA EDUCACIÓN

 

 

 

No me refiero a hablarle con respeto a nuestro cuerpo, que también, sino a “enseñarle” a nuestro intestino cuáles son sus deberes y obligaciones. Como con los niños los hábitos y rutinas normalmente funcionan, y él funciona igual.

 

 

 

Rutina, rutina y rutina.

 

 

 

Vaya, que te acostumbres a ir al W.C. todos los días a la misma hora, a fin de que el reflejo peristáltico se produzca casi de forma automática. En casos difíciles costará, pero con el tiempo seguro que la mejoría es notable. Lo dicho, rutina, rutina y rutina.

 

 

Me he documentado y también hay otras alternativas interesantes. Una de ellas es la hidroterapia de colon.

 

 

A ver, la hidroterapia de colon es como llevar a tus tripitas al spa, y ¿a quién no le gusta ir a un spa?. Te tumban en una camilla… música relajante… ambiente higiénico aunque cálido… y te tapan hasta las cejas con una toalla por eso de que no pases mucha vergüenza.

 

 

Imagino que la mayoría preferiría padecer de urticaria severa a poner el culo en pompa para que se lo toqueteen, pero si piensas en el pobre que te lo tiene que toquetear su posición es casi peor. ¡Vaya vistas!.

 

 

Con la hidroterapia de colon te dejan las cañerías como nuevas, y si luego te lo curras un poco y mimas tu flora intestinal –la fauna no hace falta- seguro que tu estreñimiento mejorará sustancialmente.

 

 

Para la flora intestinal recomiendo tomar durante un tiempo kéfir, aunque también valen los archiconocidos prebióticos. El kéfir es muy parecido al yogur y contiene bacterias muy beneficiosas para el organismo. Si le añades un poco de avena, algo de semillas de chía y alguna cosita más está realmente rico, y te quita el hambre para un buen rato. Ya verás, al tiempo tendrás la flora intestinal mejor que la selva amazónica.

 

 

Y hay muchas más opciones. Si buscas en internet te salen remedios de la abuela hasta aburrir pero todas se resumen en lo mismo, vida sana, ejercicio, buena hidratación y poco estrés.

 

 

Estrés. Curiosamente tener estreñimiento también te lo produce, pero no te agobies mucho. Estadísticamente lo padecemos la mayor parte de las mujeres y un montón de hombres. Y va en aumento, por eso de la vida sedentaria y la ingesta de comida basura.

 

 

Aunque no es cosa de hoy en día. De hecho, son innumerables los casos de personajes famosos de la historia con problemas intestinales. Napoleón, Tiberio, Catalina la grande e incluso Luis XIV también lo sufrieron -dicen que el primero incluso pudo perder la batalla de Waterloo a causa de una crisis, aunque vete tú a saber.

 

 

En fin, tampoco hay que dramatizar pero está claro que el ánimo mejora notablemente cuando funcionamos como un reloj. Y cuanto mejor ánimo tenemos, más vitalidad, más energía y más ganas de living la vida loca.

 

 

Así que ya sabéis…

 

 

 

 

 

Tic, tac, tic, tac…

 

 

 

 

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