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Cómo convivir con la intensidad de un superdotado

Cómo convivir con la intensidad de un superdotado

 

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Una de las cosas que más caracterizan a los superdotados, sobre todo a las niñas, es su extrema intensidad. Y es francamente difícil convivir con ella, sobre todo si tú eres igual de emocional y lidias con ello como puedes.

 

 

Recientemente leí un post sobre los niños de alta demanda y me ha venido el recuerdo de cuando siendo mi hija bastante más pequeña, leía desesperada sobre su crianza, buscando el qué la hacía tan diferente. Encontré información y cierto, su comportamiento encajaba con el de una niña de alta demanda e incluso con una de alta sensibilidad.

 

 

Pero intuía que había más.

 

 

En mi devenir de la búsqueda de un por qué acabé en una charla sobre niños con TDHA y finalmente en una para padres de niños superdotados. El gran Isidro Padrón me abrió los ojos. Le estaré eternamente agradecida.

 

 

El caso es que más adelante, al identificar definitivamente a mi hija, todo cuadró. El puzle se completó como por arte de magia y a partir de ahí comencé este camino.

 

 

Lo recorro cada día procurando leer todo cuanto puedo, aunque soy consciente de que lo hago de forma desordenada ya que tengo varios libros empezados esperando a ser leídos por completo. El caso es que cuanto más leo sobre niños superdotados, más me frustro. Mi experiencia personal no es tan similar a lo que se describe y creo que es porque las niñas superdotadas son distintas.

 

 

Se habla hasta la saciedad de su elevado intelecto. De su obsesión por algunos temas. De su creciente curiosidad.

 

 

En mi caso, con mi hija recién cumplidos los 9 años, gran parte de las características intelectuales que yo esperaba se mantuvieran estables con el tiempo se van ocultando cada día más -imagino que a medida que toma conciencia de sus propias diferencias. Esa curiosidad por todo cuanto la rodeaba, por temas poco comunes en niños de su edad, ya no se muestra de forma cotidiana.

 

En el mejor de los casos recurrirá a internet para resolver sus dudas, en el peor, no las tendrá.

 

 

En lo que sobresale, sin ningún atisbo de duda, es en su agotadora intensidad.

 

 

Y me cuesta encontrar respuestas. No sé cómo convivir con ello. A nivel emocional son volcanes en erupción y tienes que tener cuidado de no quemarte con la lava. Siempre ha sido así. Es con diferencia lo más difícil de llevar.

 

Si su hermano le pierde una pequeña pieza de un play móvil, puede entrar en un ataque de llanto, ira, rabia y desesperación que le puede durar más de media hora. Sus gritos alcanzarán los 100 decibelios y mis nervios quedarán hechos puré.

 

Si hay un cambio repentino de planes y “donde dices digo, luego dices Diego” se desequilibra y pierdes su total confianza para posteriores ocasiones. Ya no cree en tu palabra. Simplemente no has cumplido.

 

Si gritas, grita aún más. Si te enfadas, se enfada todavía más. Pero sí ríes, en realidad no ríe con mayor intensidad que tú.

 

 

Cualquier cosa que le produzca un sentimiento negativo se convierte en una reacción en cadena, sus emociones son las mismas que cualquier otro niño pero elevadas a la enésima potencia. Es realmente agotador.

 

 

Sé que tengo que guiarla en lo más importante, la gestión de sus emociones. ¿Pero cómo debo hacerlo?

 

 

No niego que me he planteado acudir a un tercero -un sicólogo especializado, un coach profesional o un experto en inteligencia emocional-. Resultaría fácil abrir la cartera y dejar que otro haga su trabajo, pero por algún motivo quiero hacerlo yo, necesito hacerlo yo, y me gustaría pensar que soy capaz de hacerlo yo. Confío en que pese a su edad me quede tiempo.

 

 

Para ello necesito cultivar algo con lo que no nací,

 

 

LA PACIENCIA

 

 

 

Cualquier padre o madre sabe que sin ella la crianza de tus hijos se torna mucho más complicada. Y yo de veras que no la tengo. Creo que no la venden en las tiendas y si estuviera en infusión me la tomaría en el desayuno cada día.

 

 

Hace tiempo empecé a jugar con la meditación. Me baje algún podcast interesante sobre meditación para niños pero mi falta de constancia me traicionó una vez más y al poco tiempo ya no lo escuchábamos. Hace poco volvió a pedirme que los pusiera antes de acostarse. Lo volveré a hacer.

 

 

Nota: Audio pendiente: Tranquilos y atentos como una rana.

 

 

La lectura es nuestro refugio. Esto sí nos funciona. Leer un rato en la cama antes de acostarnos hace que conectemos aun sin hablar, y que todos descansemos mejor.

 

 

Aun así y pese a que sus reacciones son menos frecuentes, voy dando tumbos de sistema en sistema. Bueno, en realidad tengo uno propio. El tan conocido como “Prueba y error”.

 

En serio. Necesito que tome las riendas de sus emociones y que cuando éstas broten a borbotones sepa gestionarlo.

 

 

¿Cómo puedo conectar con lo que realmente le provoca tanto malestar? Siempre hay algo importante detrás, pero debo hacer malabares para tratar de entrever la razón por la cual tiene esa reacción desmedida. Nunca te lo confiesa abiertamente, a veces ni lo sabe, y si la conoce no quiere ni comentarlo. Creo que se resume en una sola.

 

 

ME SIENTO MAL PERO EN REALIDAD NO SÉ POR QUÉ

 

 

En todo caso el camino está claro. Cultivar mi sana paciencia y enseñar con el ejemplo.

 

 

Menos gritos, menos enfados, menos órdenes.

 

 

Y no lo digo yo. Es cosa suya. Tuve el valor de preguntarle directamente.

 

– Cariño, ¿Qué puedo hacer para ser mejor madre? ¿En qué puedo cambiar?

– Mamá, necesito que pases más tiempo con nosotros.

– Mamá, me gustaría que cumplieras lo que dices. Ejemplo – ¡Voy en un segundo! – Y tardo media hora.

– Mamá, háblanos con un tono de voz más suave. – Ni que estuviera todo el día con el grito en el cielo. Pero es extremadamente sensible al ruido, eso se lo tengo que reconocer.

 

 

Y aunque se lo compro todo, hago un inciso sobre el “necesito que pases más tiempo con nosotros”.

 

Lamento tener que decir que aunque lo entiendo no lo comparto. Yo también necesito mi propio espacio y mis hijos, siendo junto a mi marido lo más importante que tengo en la vida, no son lo único. Es egoísta pretender que dedique el 100 % de mi tiempo libre a estar con ellos, a jugar y a atender sus necesidades constantemente. Desde mi punto de vista también deben aprender a ser más autosuficientes, incluso en la gestión de su tiempo libre.

 

Deben aprender a luchar contra el tedio y el aburrimiento con el que conviven habitualmente los niños superdotados.

 

En fin. Creo que no he logrado dar consejo alguno sobre cómo convivir con la intensidad de un niño superdotado, pero tampoco era mi intención.

 

Aprenderé de mis errores y cultivaré mi paciencia, que no es poco.

 

Mi sistema, lo dicho. Prueba y error. ¿Y el tuyo? 

 

 

 

19 comentarios en “Cómo convivir con la intensidad de un superdotado”

  1. Hola, Mari Ángeles;
    Muchas gracias por tu entrada. En realidad, me ha hecho ver muchas de las cosas que mis padres, y sobre todo mi madre, han tenido que pasar durante mi infancia. Tengo ya 21 años y, además, altas capacidades. No tengo constancia de que yo haya sido tan exigente en el saber y el curiosear como describes a tu hija. De hecho, era bastante tranquila, dormía bien, aunque poco, porque no me gustaba dormir («pierdo el tiempo», decía).

    Creo que también se debe a que empecé a pulir esas diferencias desde muy pequeña. Por eso he pasado años dudando de que tuviera realmente altas capacidades. Pero sí, ahora que empiezo a investigar, veo que muchas de las cosas que me pasan podrían deberse a eso. O tal vez son cosas que les pasa a todo el mundo, pero que nosotres achacamos a eso. Es un vacío científico que poco a poco iremos descubriendo también.

    Sin embargo, una de las cosas que me están pasando ahora, es que necesito ser yo la que gestiona todo lo que me pasa por la cabeza, la que quiere encargarse de cualquier cambio personal y emocional, por nimio que parezca. Algunas veces lo consigo. Otras veces, me siento imbécil, porque soy incapaz. Soy incapaz de frenar ciertas emociones o ciertos pensamientos automáticos con los que no estoy «racionalmente» de acuerdo. Y estas continuas contradicciones me generan malestar, culpabilidad, y falta de autoeficacia en este tema.

    El caso es que me doy cuenta de que no puedo controlarlo todo. Ni lo que me ocurre a mí, ni lo que le ocurre a les demás. ¿Por qué no, si soy consciente de las variables que se manejan?
    No dejo de pensar en lo guay que sería ir a consulta, pero eso sería como un fracaso para mí, ¿no? Si yo sé lo que me pasa, y encima he estudiado Psicología, tiene que ser fácil cambiarlo…
    Pero es necesario muchas veces, y con la necesidad de control esta, mucho más.
    Y es que buscar ayuda psicológica es complicado, sí (incluso para alguien que ha hecho la carrera, como yo). Así es el estigma de la psicología que hay en este país (y su falta de subvención pública… aunque nos lo gastamos en el dentista y en pastillas).

    Ojalá esto, además de ser una visión que podría añadirse a la lectura de las personas que pasen por tu blog, también pueda ayudarte un poquito a ti. Crecer viendo el ejemplo de personas que saben gestionarse genial sería maravilloso, porque vivimos rodeades de ejemplos contrarios. Vendría bien a cualquiera. Pero conseguir ser ese ejemplo es una responsabilidad también muy difícil y puede hacerte sentir, en ocasiones, la misma impotencia y frustración que siento ahora yo. Y, si el estigma de la psicología nos impide valorarlo ahora, cuando nos encontremos mal, lo seguiremos creyendo.

    De nuevo, ¡muuuuchas gracias y un abrazo!

    1. Hola Lourdes,

      En primer lugar las gracias te las doy yo a ti. Gracias por tu aportación en este blog, ya que eso lo enriquece notablemente. Gracias también por tu sinceridad, denota una madurez impropia de tu edad y estoy segura de que no sólo es por tus altas capacidades, sino por tu interés por mejorar continuamente. Gracias por estudiar Psicología, ya que no dudo de que tu aportación en este campo será de gran ayuda, así que ánimo, que el hecho de que no sea fácil en este país no implica que no sea necesario un cambio y quién mejor que tu, con tu empuje, tu juventud y tus capacidades. Confía en ti misma.
      Dicho esto no creo que las personas con «altas capacidades» debamos pulir nuestras diferencias, sino más bien todo lo contrario. Debemos aprender a conocerlas y convivir con ellas, y a potenciarlas si son beneficiosas, quizás con la ayuda de una buena psicóloga -como tu- o con el desarrollo de la inteligencia emocional, o como mejor podamos, pero no hay por qué cambiar. Somos intensos, agotadores intelectual y emocionalmente, curiosos, y muy pero que muy introspectivos. ¿Acaso es malo? No, sólo lo será si esto no lo canalizamos de forma adecuada.
      Así que sigue este camino de crecimiento personal que llevas, de querer mejorar, de querer ser tú misma la que tomes las medidas adecuadas para cambiar aquello que quieras cambiar, y disfruta de ser quien eres, en serio, acéptate y disfruta.
      Otro día hablaré de la «agotadora auto-exigencia» de los superdotados que noto en tus palabras «Otras veces, me siento imbécil, porque soy incapaz». No eres incapaz, te sientes incapaz porque cuanto más inteligente eres, más te das cuenta de todo lo que no sabes, de todo lo que quieres hacer, y de todo cuanto te queda por hacer, y en realidad piensas que nunca vas a llegar a la «perfección» que deseas. Pero el «perfeccionismo» es un rasgo que también nos acompaña y al que hay que saber sacarle el mejor partido.
      Gracias de nuevo a tí Lourdes, sigue así…

      Un fuerte abrazo,
      Mª Ángeles,

    2. Hola Lourdes.
      Tengo un hijo de tu edad con AACC.
      La escuela no le reconoció a pesar de los informes privados que presentamos, decían que no eran vinculantes.
      Nos hicimos de mensa para que encontrar a alguien igual que él. Que compartiera sentimientos, ideas..etc.
      Tu como lo llevas?

  2. Hola! Gracias por compartir tus pensamientos!

    Cuando hablas de que tu hija te pide estar más tiempo contigo, no estoy de acuerdo con tu respuesta. Es verdad que necesitas tiempo para ti y lo sacarás de donde sea,claro, pero tu hija es todavía muy pequeña y te necesita. Piensa que la adolescencia está a la vuelta de la esquina, aunque no lo parezca, y entonces ella querrá estar más a su aire. Ya no te necesitará tanto, por lo menos, no de forma tan física.

    Por otro lado, cuando hablas de tu marido, él es mayorcito y no te necesita de la misma manera que te necesita tu hija. Y, por cierto, la niña también necesita a su padre y los dos necesitan pasar tiempo a solas sin ti. Ahí es,por ejemplo, cuando puedes dedicarte a ti misma.

    También puede darse el caso de que tu marido sea un niño más y te necesite de esa manera. Entonces, sí, puede resultar agotador y tendrás que hablarlo con él. Con cariño.

    Un cordial saludo!

  3. Hola Marian, lo cierto es que se agradece el comentario porque me siento reflejada. Te confieso que estos dos últimos años he hecho un montón de trabajo emocional porque cuanto mejor estoy yo, mejor están mi hija y mi hijo.
    El blog también me sirve de plataforma de aprendizaje y es muy importante para mi.
    Gracias de veras por compartir tu experiencia. Es un lujazo.
    Como digo yo «si no existimos, no importamos» y es fundamental ver que no estamos solos.
    Un fuerte abrazo,
    Mª Ángeles,

  4. Hola Maria Angeles,
    Yo también tengo una hija AACC que es emocionalmente muy intensa, cuando estaba en preescolar aún se notaba más, siempre gritando o llorando por «putaditas» que le hacían otros niños. Se ponía histérica si se bajaba del columpio a recoger algo que se le había caído y se lo ocupaban, por ejemplo, o si no le dejaban jugar en algún grupo arbitrariamente, o si no le dejaban sentarse en una silla «porque está reservado» por que ella nunca lo haría!! Siempre fue una niña buena y justa. También es una niña muy feliz, es todo «muy». Si se enfada está «muy enfadada», si está triste «madre mía que dios te pille confesado» porque los gritos de rabia los van a oir hasta en Chicago. Además, más que tristeza ella demuestra rabia, rabia por que considera injusto lo que le pasa. Sin embargo cuando está ilusionada y feliz no se le borra la sonrisa de la boca, está tan feliz que va casi saltando por la calle. Y saludando a sus amigas como si no las hubiera visto en diez años, dándoles abrazos (es muy efusiva) y el resto de las niñas alucinan… En fin, es dificil ser madre de una niña de alta sensibilidad…

  5. Y qué diferencia AACC con Asperger? Soy maestra de pedagogía terapéutica y tu descripción me recuerda más a los niños que acompaño que les han detectado Asperger que no a los que tienen AACC. O es así porque es una niña y no un niño? Gracias por tu testimonio

    1. Hola, no tengo muchos conocimientos de Asperger así que no te puedo hablar de diferencias. Sin embargo sí que he notado que las niñas con AACC muestran más las emociones, son muy sensibles e intensas pero no tienen dificultades de comunicación, más bien al contrario. Utilizan un lenguaje rico y adelantado a su edad, con razonamientos lógicos. Sus emociones son muy intensas. Quizás por eso pueda asemejarse más pero no te puedo garantizar.

    2. Hola, a veces se diferencian casi por muy poco con los niños con asperger.Pasa que tambièn pueden ser doblemente excepcionales , o sea, ser un niño a.c.i y tener el sìndrome de asperger. Pero ojo, no todo niño con sìndrome de asperger es a.c.i.

  6. Hola! Los invito a leer mi libro «Yo soy ACI. ¿Y qué?» A través de dos personajes, una nena y un nene, los niños podrán senirse identificados. También incluye una guía para que padres y docentes puedan detectarlos. Espero que les guste. Pueden conseguirlo en Argentina o a través de Amazon, como e-book.
    Gracias!

  7. He leido tu blog y me siento también identificada.Son un contraste de niños muy buenos y muy sensibles pero a la vez són tan egoístas, impacientes y exigentes que a veces parecen, como le digo yo al mío «pequeños dictadores». Es complicado explicarle a la gente que con 3 y medio años me lo tengo que llevar de compras conmigo cuando necesita ropa porque sabe muy bien lo que quiere y lo que no, y como no le entre por esa cabezota una pieza de ropa ya se la puedes dar a alguien porque por sus narices no se la pone, te lía un escándalo tremendo. El mio ha empezado P3 y ya me dice que los niños de su cole son diferentes a él, y yo le digo que todos los niños son diferentes entre sí y me mira y me dice «no lo se, no lo veo claro». Sólo cabe pensar que podremos ir guiándolos porque los colegios no me parece que esten mucho por la labor, evidentemente les falta recursos. El mío aún es pequeño y lo voy siguiendo muy de cerca porquè al ser tan sensibles todo lo negativo les crea frustación.

      1. Uff, yo estoy en este momento ahora mismo y solo tiene 4 años y medio. Por todo se enfada, grita, llora y no hay manera de que exprese con palabras lo que le pasa, entra en bucle y sufre mucho y nos hace sufrir a los demás… Se enfada cuando queremos que haga algo, lo hace mal aposta y se enfada también cuando le intentamos hacer reflexionar sobre ello. Estoy agotada… Y tiene un hermano con 2 años y medio muy demandante también y con el que no tiene nada de paciencia tampoco… A mi no me da la energía para tanta demanda y tanta intensidad…

        1. Hola Ana,
          Es una etapa muy intensa, agotadora y exigente, sin embargo es aquí cuando más nos necesitan. Tenemos que tratar de ser sus guías, mostrar calma, serenidad y comprensión. Aprenden muy rápido y a través del ejemplo mucho más.
          Aunque ya se sabe, ¿verdad? ¡qué fácil es decirlo… !

  8. A mi hijo de 12 años, le acaban de diagnostica alta capacidad y no puedo con sus rabietas y lo de la ducha es una de ellas, nunca se quiere duchar siempre es por la mañana no me gusta, por la tarde tampoco. La verdad estoy desesperada, y que decir de sus notas del colegio lo mismo me saca un 3 como me saca un 9, no se que hacer con él la verdad estoy muy desesperada.

  9. Te entiendo… No sabes cómo…

    A mí lo que me funciona es:
    – Mindfullness (relajar al niño, centrándose en el presente… En Youtube hay vídeos sobre ellos. Lo de «Tranquilos y atentos como un rana» es una opción, hay más.

    – Adelantar los cambios: Ej, en 5 minutos nos vamos del parque, en 2 minutos nos vamos del parque, nos vamos ya del parque (así tienen tiempo para asimilar los cambios y conocen lo que va a pasar).
    Para los niños, también es importante tener cierta rutina, que puedan anticipar qué va a pasar, qué toca ahora, qué vamos a hacer después.

    Una cosa que hemos visto que les alteraba mucho son los cambios no previstos. Ej: hoy vamos a ir a la montaña y no solemos ir. En esos casos se lo anticipamos justo en el momento en que ya están en el coche, porque si no los tenemos nerviosos desde varias horas antes y se gestiona peor las salida.

    También tenemos normas con dibujos de cómo se ha de comportar en determinadas situaciones:
    Ej: En la entrada con dibujos hay 3 cosas que hay que hacer cuando se llega a casa:
    – Dejar los zapatos y el abrigo en su sitio
    – Lavarse las manos
    – Cambiarse de ropa

    Con esos dibujos, sobre todo al principio de ponerlos, si no saben qué hay que hacer, pueden ir a consultarlos para ver qué toca ahora.

    Ej2: En la mesa de comer tenemos las normas con un dibujo de cómo comportarse:
    – Comemos juntos
    – Nada de juguetes
    – No se levanta de la mesa hasta que hayamos acabado de comer
    – Se habla, pero por turnos, respetando el turno de cada uno.

    Ej3: En el baño tenemos las normas (con dibujos) de irnos a la cama:
    – Ponerse el pijama
    – Lavarse los dientes
    – Ir al servicio
    – Cuento y beso de buenas noches

    Así su mundo es más predecible, saben qué hay que hacer, hacia dónde se tienen que dirigir, qué está permitido y qué no… y también aprenden que donde vayan hay normas que han de cumplir.

    – No gritos ni enfados, sólo que experimenten las consecuencias de sus decisiones, sin enfadarte: Ej: como no me has hecho caso a la primera para ponerte las zapatillas, hemos perdido el tiempo y ya no no nos da tiempo a hacer (algo que le guste). Así, va aprendiendo que si pierde el tiempo y no te obedece pierde oportunidades de hacer cosas que le guste.
    Nosotros pensamos «en frío» qué consecuencias podían tener las conductas que hacían que queríamos cambiar, para que cuando las hicieran las vivieran.
    Ej: berrinche impresionante por lo que sea… => «Decirle: lo siento, yo así no te entiendo. Hacemos una cosa, te doy tu tiempo para que te calmes y cuando estés calmado me lo dices, porque así, con gritos y rabietas no te entiendo. Le llevas a otra habitación para que se calme (y para no prestar atención al berrinche que es lo que queremos extinguir) y sólo hazle caso si lo dice sin gritar, ni rabietas».

    – Darle la estimulación que necesita: buscar estimulación cognitiva acorde a su edad mental. Ej: aunque tu niña tenga 3 años, estoy segura de que le encantará, por ejemplo, una app en la que pueda ver en realidad aumentada el sistema solar por toda la casa. (Nosotros nos descargamos una gratuita). Llevarle a la biblioteca una tarde a la semana y que pueda sacar con su carnet el libro que quiera… Sacarle 1 hora al día mínimo al parque…
    Nosotros le ponemos los dibujos animados en inglés. Como sabemos que le encantan, así aprende otro idioma sin problemas.

    – Y, lo más importante de todo: Tú eres ejemplo para ellos de cómo gestionas las emociones. Si les gritas, pierdes la paciencia… le estás enseñando con tu ejemplo a gritar y perder la paciencia. De manera que necesitas autocontrol para no gritar ni enfadarte. Para decir las cosas. Por tí misma y por ellos (y por la paz mental de toda la familia).
    Con tu ejemplo ellos aprenderán cómo dirigirse a los demás, y cómo gestionar tus emociones.

    Ej: hay veces que estoy a punto de estallar o gritar, y como pensé qué hacer en estas situaciones previamente, ahora digo en voz alta: «Veo que me estoy enfadando un poco, voy a salir a mi habitación para tomarme mi tiempo para tranquilizarme y después vengo»…
    Nunca se había dado el caso, pero el otro día mi hijo dijo (y me encantó): Me estoy empezando a enfadar con mi hermana, voy a salir a mi habitación a tranquilizarme.

    Yo aluciné, porque me di cuenta que la manera de aprender a que gestionen sus emociones es precisamente que vean cómo gestionamos nosotros nuestras emociones.

    No soy tan perfecta como aparenta este escrito, por supuesto. A veces, llega un punto que también grito y me enfado. En esos casos después le pido perdón no por lo que les he dicho, sino por cómo se los he dicho (porque quiero que también aprendan a pedir perdón).

    Creo que las altas capacidades hay que jugarlas a nuestro favor. Nosotros lo que hicimos fue hacer lo que mejor hacemos: pensar y planificar. En este caso: pensar y planificar de manera previa (sin estar enfadados, con la cabeza fría) qué íbamos a hacer cuando se dieran esas situaciones que se suelen dar de conductas inapropiadas en un niño para educarle, y para tener paz en casa.

    Si se da una nueva situación, volvemos a sentarnos y a pensar en frío (sin estar enfadados) qué hacer ante esa nueva situación.

    Lo bueno de las altas capacidades es que somos buenos aportando soluciones, pensando planificando… Usa esto a tu favor. Ese es tu super poder 😉

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