romanticismo

 

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El cine para mí tiene algo especial. Si el film es bueno consigue transportarte a un mundo donde tú como protagonista vives grandes aventuras, sientes miedo mientras escapas del horror, luchas contra el mal o te enamoras hasta las trancas de ése alguien especial que con una sola mirada hace que tu vida gire del revés.

 

Hay innumerables géneros de cine: drama, acción, comedia, terror, ciencia ficción, romántico… Cada uno tiene un sin fin de seguidores y se han hecho películas excelentes en todos y cada uno de ellos pero el romántico… uf…. el cine romántico logra un efecto especial en mí.

 

 

Y es que ¿No somos todos románticos por naturaleza?

 

 

Me viene al recuerdo El Diario de Noah, una película romántica donde las haya, de las que hace que creas a pies juntillas en el amor para toda la vida, el de verdad, el que hace que todo merezca la pena.

 

Aviso: Spoiler (o como se diga): Corre el año 1940 en Seabrook, Carolina del Sur. Dos jóvenes, Noah y Alli se conocen y se enamoran perdidamente el uno del otro, sin embargo sus diferencias sociales y económicas acaban separándolos. Pasado un tiempo, cuando ella está a punto de casarse con otro, vuelven a encontrarse y al fin, vence el amor…  

 

Aunque visto así el argumento no dista de ser muy distinto al de otras películas románticas, el final, oh, el final… se te pone la carne de gallina cuando lo ves.

 

Él ya entrado en años se acerca a ella y le lee un diario, su diario, su vida, mientras ella con los ojos ausentes a causa del Alzheimer recupera por un instante sus recuerdos y lo mira…  ambos se miran y oh, sí , eso es amor…

 

Cuando la ves te planteas las palabras «para toda la vida» porque ni las películas ni los libros suelen ir más allá. Y vivieron felices y comieron perdices decían los cuentos, pero nada sobre el después, nada sobre el durante, y nada sobre el final.

 

Y como mi incansable cerebro es incapaz de dejarlo estar a pesar de haber disfrutado al máximo de un lagrimeo superficial en el que a veces me escudo para barrer otras cositas de dentro que no saco fácilmente, me pregunto si en realidad este tipo de películas y libros maravillosos nos llevan a creer que nuestro único destino en la vida es encontrar el verdadero amor.

 

 

¿Nuestro destino?

 

 

A ver, que es una maravilla si te pasa, si le miras y te mira, si te enamoras y se enamora, si juntos para siempre means you’ll always be my love … Que sí, que encontrar a esa persona que te completa es una auténtica gloria, pero ¿Y si no? ¿Y si no la encuentras? ¿Si no existe? ¿Y si la encuentras pero no te corresponde?

 

Entonces, basándonos en todas estas películas y libros que nos dictan como destino la búsqueda del único y verdadero amor, ante la imposibilidad de encontrarlo o, de haberlo hecho y no tenerlo, la sensación puede ser desoladora.

 

Si no llegas a conocer ese amor infinito, loco y extraordinario, supongo que ni tan mal. Puedes imaginarlo, idealizarlo e incluso envidiarlo, pero el sufrimiento es menor ya que en realidad no lo has disfrutado nunca, no lo has conocido y no has llegado a saber lo que te pierdes.

 

Pero si lo conoces, lo vives y lo pierdes… esto puede ser devastador, algo insuperable. Puede que ya no seas el mismo, que te acompañe eternamente la nostalgia y que siempre se haye en tu mirada un matiz de tristeza.

 

Así que dicho esto,

 

 

¿Es bueno ser románticos por naturaleza?

ó

¿O estamos generando falsas expectativas?

 

 

En realidad no hay tantas parejas que vivan un amor de estos. Si observamos bien hay personas que conviven juntas, incluso se aprecian y se quieren, parecen felices pero no las pondríamos de protagonistas en una película. Simplemente conviven en armonía y no se matan la cabeza.

 

Es como la vida, mucha gente la vive, ¡todos los vivos la viven! pero sentirla y disfrutarla al máximo, unos sí y otros no.

 

No sé si es bueno ser románticos por naturaleza, no estoy segura de que hacer creer que nuestro destino en la vida es encontrar el amor verdadero sea sano, más que nada porque como dije anteriormente la felicidad no es cosa de dos, es exclusivamente nuestra responsabilidad y cómo la alcancemos dependerá de nosotros.

 

Y ni qué decir tiene que hoy en día ya ni siquiera se habla de una relación romántica tradicional, que existen las relaciones híbridas, los swingers, las múltiples, el poliamor y no sé cuántas más.

 

Lo importante no debería ser encontrar o no el amor verdadero, sino amar, amarse a uno mismo, al prójimo y al ser humano en general. Que el amor a manos llenas no hace daño y falta que nos hace.

 

 

 

Mientras se ame, y se ame bien, que cada cual lo haga a su manera…