Casi no tengo palabras. El cuento de la criada me parece una serie brutal. Habia leído sobre ella y esta semana ha empezado su emisión.
Aún estoy conmocionada.
Imaginar un entorno así parece descabellado en nuestros días, sin embargo existe en realidad.
Hay lugares en este basto mundo donde la mujer es menos que nada, tan solo un objeto, un envase a lo sumo.
Suponer que esa cultura, por llamarlo de un modo políticamente correcto, se expanda de tal modo que este sea nuestro día a día asusta sí, pero es tan viable como todo lo contrario.
Vivimos en un mundo lleno de radicalismos. En algunos países abogamos por la igualdad de sexos y el respeto a la mujer. Pese a que queda mucho camino todavia por recorrer los pasos que damos son hacia adelante.
Del mismo modo en otros países la mujer no significa gran cosa, vive en un mundo dominado por el hombre y es maltratada y vejada hasta la locura.
Siria, Afganistan, Yemen y Pakistán entre otros. Nacer mujer allí es una maldición, es nacer para sufrir y para luchar día tras día tan solo por la propia supervivencia.
Dinamarca, Suecia, Noruega, Países Bajos… Pese a no tener una sociedad totalmente igualitaria y convivir con un machismo difícil de erradicar, en estos países no sientes la necesidad constante de luchar para hacer valer tus derechos más básicos como ser humano.
Tengo una hija y tengo un hijo. A ambos los educo con los mismos valores. Observan a su padre recoger, cocinar, hacer la compra… y observan a su madre recoger, cocinar y hacer la compra. No existe un «me ayuda», existe un «en comun», una igualdad absoluta.
Sin embargo incluso en nuestra sociedad avanzada muchos jóvenes son machistas, se sienten superiores a las mujeres agazapándose en su propia inferioridad. Violaciones, agresiones, injusticia, machismo en estado puro.
¿Qué lo provoca? ¿cómo podemos protegernos de ello? ¿qué nos pasa como sociedad?
Entiendo que no es cuestión de ver el vaso medio vacío pero no podemos esconder la cabeza bajo la arena como una avestruz.
El cuento de la criada, con sus infinitas lecturas, nos muestra un escenario que no por inverosímil que resulte es imposible. Su coherencia asusta.
Y siempre el punto de partida es el mismo. La supervivencia de la raza humana depende de la mujer a la que, curiosamente, se la relega al más lamentable servilismo.
La mujer tiene el poder y sin embargo es el eslabón más débil.