Yo una marioneta

 

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Yo sujeto. Yo objeto. El uno es una marioneta, el otro un títere. ¿Quién es quién?

 

Suena a momento verbal de locura transitoria pero ya verás que tiene cierto sentido.

 

En psicología se diferencia el «yo sujeto» del «yo objeto». El yo sujeto es el  verdadero yo, el que entiende y conoce el sentido de nuestra existencia, quien sabe realmente lo que nos mueve. El yo objeto es el paladín de éste, ya que se pone a su servicio para que podamos alcanzar nuestro fin.

 

En realidad los dos conviven dentro de nosotros.

 

Pero ¿Qué pasa si la relación se invierte? ¿Si es el yo objeto quien tiene un objetivo y el yo sujeto quien actúa para conseguirlo?. Pues simplemente pasa que no logras sentirte completo y actúas como pollo sin cabeza, porque aunque creas que sabes a donde dirigirte, estás errando el camino.

 

¿Y cómo saber si te guías por uno o por otro?

 

Conectando con tu yo sujeto, con tu guía.

 

Para poder hacerlo muchas personas utilizan la meditación ya que ésta no deja de ser una práctica para entrenar la mente y llegar a un estado de libertad emocional y mental único.

 

Sin embargo a mí, por mucho que lo he intentado, la práctica de la meditación todavía se me resiste, así que lo que hago no hace mucho, es poner en práctica un ejercicio a través del cual se puede lograr un estado de relajación similar y, de paso, luchar contra ese enemigo que nos acompaña tanto últimamente, el tan temido estrés.

 

Respiración por Coherencia Cardíaca.

 

 

Practico la Respiración por Coherencia Cardíaca, que es una técnica desarrollada por el Instituto HeartMath de California (EE.UU.) que tiene como objetivo controlar y disminuir el estrés, entre otras cosas.

 

Tan sólo tienes que hacer lo siguiente:

 

1.- Siéntate en el sofá, en una silla o sobre la cama. Que sea un lugar donde estés cómodo. Hazlo sin cruzar las piernas.

2.- Realiza dos o tres inspiraciones y expiraciones profundas, para ponerte en canción, para estar relajado.

3.- Coloca tu mano derecha sobre tu corazón y una vez ahí, siente sus latidos a través de ella. No se trata de escuchar los latidos de tu corazón, se trata de sentir el bombeo del mismo, su ritmo. Notar cómo late a través del tacto.

4.- Una vez lo tengas, quédate ahí de forma consciente. No pienses en nada. Sólo disfruta de ese palpitar, de esa sensación. Si quieres puedes imaginarte un lugar idílico donde te gustaría estar, o regodearte en un recuerdo que te haya hecho muy feliz, pero si no, sólo quédate ahí.

5.- Ahora empieza a respirar desde el corazón. Como si desde ahí fuera realmente desde donde entra y sale el aire. Enseguida notarás cómo poco a poco te vas relajando.

6.- Ya lo tienes, ahora quédate ahí unos cinco minutos y si puedes, haz este ejercicio dos o tres veces al día. Ése es el estado óptimo de relajación, desde el que deberías dirigir tu vida.

 

De hecho, hasta la Fundación Española del Corazón recomienda esta técnica para prevenir las ECV (enfermedades cardio vasculares) y muchos psicólogos lo hacen también para que logremos regular nuestro estado emocional.

 

La realidad es que desde este estado de coherencia cardíaca dejamos salir a nuestro yo sujeto, que es quien nos permite, con la ayuda del yo objeto, tomar las decisiones adecuadas para lograr dar sentido a nuestra existencia, para conseguir aquello que realmente nos mueve y en definitiva, para hacer aquello para lo que estamos aquí.

 

Si te mueves por otro guía que no sea tu propio corazón, no voy a ser yo quien diga que no vas a sentir un gran nivel de satisfacción, pero que te dure, o que te lleve a alcanzar la felicidad, la verdadera felicidad, de eso no estoy tan segura.

 

Así que hazme caso y déjate guiar por tu yo sujeto, conecta con él a través de la respiración por coherencia cardíaca, y poco a poco empezarás sencillamente a ser tu mismo.

 

Disfruta del viaje y, si te apetece, luego me cuentas…